OBJETO VOLADOR, ENTREGA FINAL
Bueno, se llegó hasta la etapa final de este proyecto. En esta entrada de mi blog, que presiento va a ser extensa, voy a hacer un desarrollo sobre mis últimas iteraciones del objeto, el encuentro frente al río y reflexiones acerca del proceso, tanto grupal como individual, del objeto volador.
Para empezar, voy a contarles sobre las modificaciones que le hice a mi objeto luego de una primera corrección y puesta en común con mi grupo. Me di cuenta de que no había una razón por la cual las hojas de árbol debían estar en el objeto además de para cumplir con el partido conceptual. No sumaban nada, es más, entorpecían el vuelo de mi objeto.
También, se propuso en el grupo que para que los objetos sean más identificables como familia, yo use vasos de papel en vez de plásticos para no generar incongruencias entre nuestra mirada ecológica, que incorpora elementos recolectados de la naturaleza o reciclados. Además, los vasos de papel hicieron que el objeto sea más liviano y por lo tanto volara más.
En esta iteración quise potenciar la función pasiva del objeto. hice una investigación sobre qué materiales eran usados en los amplificadores o parlantes. Descubrí que los materiales más livianos y porosos eran ideales para absorber el sonido y que los más densos servían para rebotarlo. Entre estos últimos, el aluminio se encontraba en el podio de los candidatos ideales para forrar el interior de mi objeto volador. Los cambios fueron notorios.
Para la siguiente iteración, me vi trabajando sobre el micro detalle. El objeto parecía estar muy cerca de su etapa final (aunque sabemos que los cambios que se le pueden hacer y las iteraciones son infinitas) pero había algo que me seguía haciendo ruido. Resulta que yo había resuelto el tema del material textil incluyendo dos capas de tela no tejida a los costados del objeto. Estas capas imitaban los recubrimientos exteriores de los parlantes que sirven para mejorar la acústica supongo. La verdad que eso no me cerraba ya que era una manera vaga de incorporar este material. Además, hacía al objeto más pesado y volvía más lenta su trayectoria en el aire.
Decidí sacar estas capas de tela por completo y reemplace la cinta hecha por banditas elásticas de goma por un elástico de tela, que además propulsaba con mucho más fuerza a mi objeto volador.
Cuando expuse este cambio en la clase, sentí que no había avanzado mucho con el proyecto ya que mis pares habían hecho avances drásticos en sus objetos voladores. Entonces me presenté diciendo que “solamente había cambiado esto”. Aprendí que era muy importante la manera en la que yo contaba mi trabajo. Las profes me indicaron que había un problema en el discurso, ya que no es que no había trabajado, sino que ya estaba en una instancia de resolución de micro detalles. El concepto general de mi objeto ya estaba consolidado.
Entrega final


Para la entrega final, trabajé sobre todos los elementos que iban a rodear mi objeto volador. Con las chicas del grupo Atmósfera decidimos que los objetos en vez de estar nombrados según los componentes de la atmósfera (Dióxido de carbono, Argon, Oxigeno y Nitrógeno) debían ser llamados de acuerdo a las diferentes capas de esta (Troposfera, Mesosfera, Estratosfera y Termosfera). Esto nos iba a servir para ilustrar, siguiendo cierto criterio, las instrucciones de cada objeto. Así, mi objeto pasó de llamarse Dióxido de carbono a llamarse Estratos. Decidimos hacer las instrucciones de forma conjunta para que los objetos se sientan todavía más como parte de un mismo grupo. Las diferentes capas de la atmósfera nos permitieron mostrar a los objetos en conjunto y separados siendo reconocidos por su color asignado. También, acordamos en que el usuario iba a poder ser dirigido a las instrucciones por medio del escaneo de un código QR. Esto surgió debido a que, que las instrucciones estén en la nube (Google Drive), nos remite a la liviandad, a lo etéreo, lo invisible, lo flotante, lo efímero. Características que forman parte de nuestro partido conceptual. Para seguir en esta línea, pasamos de un packaging de cartón (que iba más por el lado de lo ecológico) a un packaging transparente, teniendo en cuenta el feedback de la clase.
Encuentro
Se le dio un cierre al proyecto con un encuentro de casi toda la clase frente al río en Vicente Lopez. Por problemas técnicos lamentablemente llegué tarde y no pude ver volar los objetos del resto. Cuando llegué, mostré el mío y tuve un tiro que apenas alcanzó los tres metros (no fue de mis mejores la verdad) pero estaba orgulloso de Estratos. La verdad que la pasé muy bien, me hubiese quedado más tiempo si no fuera por la lluvia que se veía venir. Conocí a gente con la que había compartido muchas cosas de manera virtual y la presencialidad se sintió hermosa. Era increíble ver cómo las dinámicas de una clase se daban de una manera totalmente diferente, el ritmo era distinto, era mucho más fácil hacer una pregunta, hacer un comentario, hacer un chiste.
Se generó una charla muy linda donde pude aprender mucho de la carrera que estudio y me fui muy motivado de aquel parque. Va a ser duro volver a tener una clase virtual después de ese jueves, pero tengo mucha curiosidad por los próximos contenidos y proyectos en los que vamos a trabajar y espero que se pueda repetir un encuentro presencial.
Mirando hacia atras
Para hacer algunas reflexiones finales de todo este recorrido, puedo decir que aprendí un montón de cosas, sobre todo me cayó una ficha que hace mucho tiempo se venía tambaleando en mi cabeza. Descubrí la importancia de poner en práctica una idea. Es 100% imposible que lo que pensamos concuerde exactamente con lo que hacemos en el mundo físico. Generalmente, muchas cosas suelen fallar (para bien o para mal) y en los mejores casos (mágicos) puede aparecer algo que hasta nos resulte más interesante, pero nunca lo mismo ya pensamos. Ya van varias veces que me imagino algo y como cuando lo voy a llevar a cabo no es tal cual lo planeé, me termino decepcionando, cerrándole la puerta a algo que jamás se me hubiese ocurrido. A partir de ahora, voy a probar encarar los proyectos con nada más que algunos conceptos no tan concretos o premisas que estén dando vueltas por ahí. Sin expectativas, voy a dejar que las ideas surjan del hacer, del probar.
En cuanto a la parte grupal de este proyecto, me resultó muy placentera la dinámica que se generó en el grupo. Me sentí cómodo a la hora de proponer sabiendo que por más que dijera alguna idea poco interesante, todo iba a servir para llegar hasta donde estamos.
“El diseñador proyecta sistemas, no objetos”.
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